El umbral en la política muchas veces se vuelve difuso. En este marco, Axel Kicillof sostiene su alto perfil partidario sin abandonar gestos propios de la cercanía con la población, un estilo que montó el kirchnerismo y que, progresivamente, imbuye de símbolos en otros sectores no necesariamente fieles al Frente de Todos o, quizás, desatendidos. 

Por caso, en la tarde del jueves, una postal plagó las redes sociales: en los albores de un distanciamiento social más restrictivo, el exministro de Economía capitalizó su acompañamiento a León, uno de sus hijos, quien se dirigió a la intersección de las avenidas 1 y 72 en donde, diariamente, centenares de platenses efectúan actividad física fruto del espacio al aire libre y el circuito aeróbico emplazado, que permite mantener la distancia requerida sanitariamente. 

De forma orgánica, casi natural, Kicillof arribó allí para escoltar a su primogénito mientras, aprovechó, y bajó su equipo preparado. Enseguida vecinos y vecinas de La Plata que rondaban por la zona, divisaron a alguien con pinta de funcionario, trajeado, con barbijo y, el toque significativo: el termo y el mate.

Acto seguido, en detrimento de la investidura gubernamental, Kicillof aflojó tensiones e intercambió acerca de las necesidades y la realidad que atraviesan los y las transeúntes de la zona y ciudadanos del barrio en medio de la segunda ola de coronavirus.

A escasos metro del Policlínico Hospital Interzonal San Martín, que tiene casi el 100% de ocupación de camas y a una gran cantidad de trabajadores de la salud salvando vidas, el primer comentario que recibió el máximo ejecutivo provincial fue: “Sos más bajito que en la TV”. Este gesto de parte del vecino fue en sintonía con el objeto que persiguió la presencia de Kicillof allí: más allá del compromiso de su hijo, el gobernador intentó crear un puente.

Ahora bien, la pregunta que cabe es por qué y, sobre todo, en este momento. Los anales del asunto resultan necesarios: ayer Kicillof recorrió el Hospital de Magdalena y los centros de vacunación y testeo de la localidad vecina. De camino hacia la Capital provincial, transitando la Ruta Provincial Nº 11 -que estrenó refacciones en las últimas semanas-, comprendió que era el momento de desembarcar en la frontera que divide al Casco Urbano de La Plata con el reconocido barrio de Villa Elvira (específicamente en donde el FdT condensó gran parte de su apoyo electoral).

Pero anteayer, el intendente platense Julio Garro aprovechó la significancia que cada vez cala más hondo y adquiere en el imaginario popular la llegada de la tan ansiada vacuna para cada ciudadano y ciudadana. El jefe comunal asistió al centro de inoculación montado en el Polideportivo de Los Hornos, dando cuenta, por primera vez, de la presencia municipal allí.

Lo cierto es que, sin embargo, el área que despliega la logística de inmunización es Región Sanitaria XI, dependiente del Ministerio de Salud bonarense. De hecho ya se informó acerca de la desatención del ejecutivo local al respecto, aunque la lectura de la Comuna, ahora, es valorar la instalación de, al menos, una de las postas que condensa gran parte de los turnos de vacunación mediante los que PBA convoca a la gente. 

También cabe la aclaración que tal centro ya funcionaba, incluso desde el inicio de la campaña provincial, pero el hecho de ser un edificio comunal fue aprovechado por el intendente con el objeto de decir “estamos vacunando” a pesar de que la ciudad haya mezquinado los elementos a la Provincia. 

Tras este apoderamiento de Garro, el propio ministro de Salud, Daniel Gollan, acusó de “mentiroso” al ejecutivo comunal que días antes denunció la falta de diálogo con el gobernador. Lo cierto es que, la articulación de la Capital provincial con el propio Gobierno bonaerense, al menos en lo sanitario, sigue indemne. 

De todos modos, el señalamiento del jefe comunal apunta hacia más arriba y a cómo, puertas adentro de Casa de Gobierno, se blinda la imagen de Kicillof mediante una grita que se abrió entre el jefe de Gabinete de Ministros, Carlos Bianco, y la ministra de Gobierno, Teresa García. 

El reclamo desde el seno de los funcionarios bonaerenses es el cierto “cierre” del Gobernador y la no apertura, delegando absolutamente todo en Bianco que condensa gran parte de la agenda ejecutiva. 

A esto, en forma de cierre, se suma el persistente reclamo de las agrupaciones y movimientos políticos ante el escollo y la falta de acceso al Gobernador que recién, esta semana, recibió a los titulares de prepagas y prestadores de salud privada lo que elevó el disconformismo de estas organizaciones que se sienten por fuera y solo convocadas por el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés “Cuervo” Larroque.